¡Qué bello es vivir! de Frank Capra.


Se trata sin duda de una de las películas más hermosas de la historia del cine. Un canto a la esperanza, un puñetazo sobre una mesa cada vez más inclinada hacia el abismo, una reflexión de la vida y de su propio sentido. ¡Qué bello es vivir es la obra maestra de Capra, considerada por cualquier aficionado al cine como una de las mejores películas de la historia. Bueno, nos metemos en contexto. Tras ganar su tercer Oscar en 1938 tanto a la mejor película como al mejor director, Frank Capra ya era un más que reconocido director.


Nacido en una familia humilde, sus inicios en la carrera cinematográfica habían sido como guionista y montador. La verdad es que Frank nunca se encontró cómodo el las grandes productoras hollywoodienses, intentando plasmar en cada una de sus obras el sello personal del director e intentando huir de la producción en masa que, ya en aquellos años 30/40, asolaba a la industria cinematográfica. Buscando una solución a esta situación, Capra fundó, nada más volver de la guerra, y junto a otros tres coroneles, la productora "Liberty Films" en el año 1946. Habiendo vuelto de rodar multitud de documentales durante la Segunda Guerra Mundial, Capra estaba convencido de no volver a rodar una película bélica más y de volver a sus inicios, volver a hacer las películas que tantos éxitos le habían contraído las películas donde retrataba a la sociedad más humilde luchando por vivir lo más dignamente en una sociedad dominada por los grandes propietarios.

Con esa intención en mente, dio la casualidad de que Charles Kernell , jefe de la productora RKO pictures es esos momentos, le propuso una historia basada en el cuento "The Greatest Gift" que su autor, Philip Van Doren Stern había usado para felicitar la navidades a sus más íntimos y cuyos derechos habían sido adquiridos por RKO años antes. En la historia de Stern, un banquero arruinado es salvado del suicidio gracias a la aparición de un ángel que le muestra como hubiera sido el mundo si él no hubiera existido. Cómo sabrán todos los que hayan visto la película, Capra se ciñó a la base del cuento de Stern, rechazando los guiones que habían hecho tres grandes guionistas por alejarse demasiado de la idea original, por lo que contrató a los sustitutos de Robert Riskin, dos guionistas que imprimieron a la versión de Capra el reflejo de la otra América, "el toque de Capra".


Y a dar este "toque" también contribuyeron sin duda el elenco de actores contratados. James Stewart, el gran James Stewart, a quien su magnífica interpretación de George Bailey, el protagonista del film le valió una nominación de los Oscar y que gracias a este trabajo siguió luchando por el estrellato en Hollywood. Y gracias a Dios que siguió. Dona Reed hizo de su perfecta contrapartida, salvando la dificultad de que su personaje variaba unos cuarenta años de edad de principio a fin. Completaba el reparto, entre otros, Lionel Barrymore, miembro de la familia de los Barrymore tan explotada a lo largo de los años por Hollywood.

A grandes rasgos el argumento se podría resumir así: Es un día nevado de Navidad en la pequeña aldea de Betford Falls, y George Bailey está dispuesto a suicidarse para cobrar el seguro de vida que pueda salvar su banco y a su familia. Sordo de un oído por salvar a su hermano de ahogarse, George ha dado todo por los demás desde su más tierna infancia. Tras la muerte de su padre tuvo que controlar el banco de su padre y salvarlo del control del señor Potter, amo de la ciudad. Un descuido hizo que Bailey no pudiera pagar tras perder el dinero y al no poder enfrentarse al pago decide que lo mejor es suicidarse, cobrando el seguro su familia antes mencionado. Pero cuando estaba dispuesto a hacerlo un ángel le salva y le muestra que no muere vivir, que su vida no ha podido dejar de tener sentido para él cuando la vida de los demás no hubiera tenido sentido sin él. Le muestra cómo hubiera sido el mundo sin él. Y lo que ve hace cambiar de opinión. Al volver a su casa real, descubre que no todo estaba perdido como había creído, y que había otra alternativa a la opción que había tomado antes: la generosidad de los vecinos. Todos a los que había ayudado se habían unido ahora para salvarle de la ruina, ayudando económicamente. George Bailey seguiría viviendo y ayudando a todo el que pudiera.

Una historia bonita, ¿verdad?. Pues por supuesto que lo es, es sencillamente maravillosa. Pero una de las historias más peculiares en torno a ésta película es sus derechos. En 1946, cuando la película fue rodada, los derechos de autor se mantenían durante 28 años. Los derechos, que fueron adquiridos por la Paramount primero y a la NTA después no fueron renovados debido a un descuido en el año 1974, cuando el copyright expiraba. Ésto permitió la libre difusión de la película en televisión permitiendo que "¡Qué bello es vivir" se convirtiera en un icono navideño que pudimos disfrutar prácticamente casa año en televisión .

A pesar de su indudable calidad y de su éxito tanto de crítica como de público, "¡Qué bello es vivir" se convirtió en la tumba de Liberty Films. Los elevados costes de producción del film, casi tres millones de dólares, hicieron que no se pudiera recuperar lo invertido causando unas pérdidas de 525.000 dólares el primer año. Los cuatro creadores no pudieron afrontar los pagos, pero a ellos no se les apareció un ángel como a George Bailey. Tuvieron que vender la compañía a la Paramount.



Una obra maestra de obligado visionado . Tenéis una gran suerte si todavía no habéis descubierto a Capra que no podéis desaprovechar. (5)

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